2013/10/04

¿Buscando las cosquillas?

Esta semana, ha inundado los medios de comunicación vascos una noticia, que sin lugar a dudas nos recuerda y nos retrotrae a épocas anteriores. La Guardia Civil, se hace con las calles vascas en una extravagante intervención, que ha terminado con el cierre de las cuatros sedes vasco-navarras de Herrira, colectivo de presos de ETA, y la detención de 18 personas.

Comenzamos la semana con detenidos, cuantas de twitter y Facebook cerradas, cuentas bancarias bloqueadas, sedes cerradas etc. ¿La causa? La de siempre. Por colaboración y financiación con banda armada, ser la sucesora de las ilegalizadas Gestora Pro Amnistia/Askatasuna, mantener relaciones con los presos de ETA, con los exiliados o fugados en Francia y realizar los actos conocidos como “Ongi Etorri”.

Y como era de esperar, todo esto ha tenido sus consecuencias. Manifestaciones en Hernani, Bilbao y Vitoria. Represión policial, ataques contra la Ertzantza, y una senadora de Amaiur resulta herida por un pelotazo en la cabeza, al parecer nada grave, pero desde luego nada agradable ni para ella, ni para el Gobierno Vasco que se tiene que hacer responsable del marrón, y por supuesto para una sociedad cansada como la vasca.

Si la actuación en si no hubiera sido suficientemente lastrosa para los vascos, el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, lleno de ira y en una dialéctica no muy recomendable culpa a los junteros del PP y del PSE-EE de Gipuzkoa de ser los culpables de la detenciones. ¿Consecuencias? Más crispación y la ruptura total de relaciones entre socialistas e izquierda abertzale en las juntas que no beneficia en absoluto a Gipuzkoa. Lakua por su parte, se muestra contrario a las detenciones, considerándolas un paso atrás en la vía de pacificación.

Entre tanto la izquierda abertzale culpa al PNV de colaboracionista y le pide explicaciones por el altercado de la senadora. A lo que Ortuzar responde diciendo que a la izquierda abertzale le va mucho es hacerse la victima.

¿Y todo pada qué? Para que a 14 de los 18 imputados se les de la libertad, aunque sigan imputados, y a los otros cuatro, tres de ellos con antecedentes de pertenencia a banda armada, colaboración y vandalismo, sean dejados libres bajo fianza de 20.000 euros, fianza que dos de ellos ya han pagado. Aun así, las sedes siguen clausuradas, las cuentas bloqueadas y además con prohibición de realizar ningún acto en dos años.

Y ahora es cuando cualquier vasco, miembro de esa sociedad acusada de callar y otorgar se pregunta: ¿Y esto?¿Ahora?¿Para qué? Pues sería bueno poder saberlo. ¿Qué interés tiene el gobierno español, que en palabras de su ministro de interior, ETA ya no existe, ni existirá, ni causará más daño? Bueno, pues cualquier ciudadano vasco podrá pensar sin duda que la única causa es buscar las cosquillas. Si, provocar declaraciones como las de un muy poco correcto Martin Garitano, actuaciones catastróficas como las de la Erzantza, motivada sin duda por los previos ataques de los manifestantes, y un revuelo nada favorecedor para una sociedad que intenta superar un estado de violencia y conflictividad política.

¿Quién sale favorecido? Pues de momento solo la propia IA, que tiene una venda más que ponerse, y un nuevo ataque del que también acusa al PNV, como no podía ser de otra manera, aunque solo de los incidentes con la ertzantza, que de lo de Herrira ya ha apuntado con el dedo a los españolistas, PP y PSE. Nueva mártir en forma de senadora, nuevos pobres represaliados en forma de familiares de presos y una excusa más para justificar violencias anteriores.

Y digo solo la IA porque de momento, el gobierno español no ha sacado nada ventajoso, ya que ni siquiera ha conseguido que la noticia le sirviera para tapar agujeros en Madrid sobre congelaciones salariales y bajada de pensiones. Bueno, a no ser que consideremos lo que muchos vascos de a pie piensan, y lo que es peor, sienten. Que la única intención era buscar las cosquillas, provocar, intentar reacciones violentas que nos lleven a épocas anteriores, a años oscuros, en los que las armas eran la única excusa para no tener en cuenta a un país que es mucho más poderoso de lo que a su vecino le gustaría. Aguirre nos obvia, pero en ese gesto resalta nuestra importancia, no hables de él y se creerá que no existe. Que no nos minusvaloren, que existimos, sabes lo que somos, lo que tenemos y lo que queremos. Y sobre todo lo que no tenemos, ni ganas de volver atrás ni cosquillas.

2013/10/01


Payaso Fascista!

 

Vivimos años duros, de graves crisis. A las crisis de valores y sociales heredadas de los noventa se les suman las del nuevo milenio, la crisis económica mundial, la crisis política, el colapso del sistema del bien estar y el fracaso de la Unión Europea. Todo eso entra en contacto con los índices del paro, los desahucios, las reducciones del fondo social, la bajada de salarios, la sensación de impunidad de los corruptos y una mayoría absoluta tan productiva en el estado español, que claro, pues reacciona y termina explotando allende las gentes.

Esa explosión, sostenida en el descontento social y la rabia ciudadana, desemboca en protestas ciudadanas y manifestaciones. Protestas contra el gobierno, contra los bancos, contra la clase política, contra Europa. En los últimos años hemos conocido todo tipo de protestas, desde manifestaciones y marchas a escraches. Todas ellas repletas de polémica, encendida la mayoría de las veces por quienes son objeto de las quejas de las mismas. Pero, ¿tenemos realmente derecho a expresar nuestro descontento ante quienes nos dirigen?

Realmente, teniendo en cuenta que vivimos en un país democrático, donde existe el tan famoso estado de derecho y donde se apela a la libertad de expresión pues hombre, si, si se puede. Vamos, no solo es que se puede, si no que se debe. ¿Qué clase de sociedad seriamos si no protestásemos contra lo que nos parece injusto o no nos gusta, incluso si se trata de nuestro presidente, jefe de estado, alcalde, sistema político o partido? Pues seriamos una adormilada, drogada o imbécil. Patética sin duda. Pero, ¿ese derecho a réplica nos permite ensañarnos contra quién es fácil criticar, insultar o calumniar? ¿Dónde está el margen? Pues como en todo, nuestro limite esta donde empieza el de los demás, nuestra libertad termina donde empieza la del de al lado.

Y se preguntaran ustedes… ¿a cuento de qué todo esto? Bien, pues esto viene a cuenta de lo muy cansado que estoy de recibir los mismos insultos y calumnias de quienes se consideren los salvadores de la patria. Y en concreto a aquel señor, que, en el día de San Ignacio de Loyola, nacido Eneko por cierto, abucheo al lehendakari Iñigo Urkullu, que mira la casualidad era su santo, llamándolo payaso y fascista. Insulto sistematizado ya por la Izquierda Abertzale, que resulta barato y cómodo lanzarlo contra cualquiera que no le siga el agua, y en especial si es del PNV. Incluso yo no me he librado del susodicho adjetivo, que han espetado contra mi cara de incredulidad, incapaz de creerse lo que oía. No importa la veces que hayas pedido que no te insulten cuando alguien te dice que quieras o no eres español, otra jauría esta que trataremos otro día, no importa que pidas con firmeza la independencia, que luches por tu país donde debes hacerlo, que hables Euskera o ni siquiera que tu familia lo perdiera todo por defender su patria en una guerra que sabía perdida desde el comienzo. Eres del PNV, no apoyas el proyecto de batasuno, eres fascista.

No voy a decir que sea algo que me sorprenda, no, quizá las primeras diez si, pero luego ya no, estoy acostumbrado, y como yo la mayoría que sintetiza con la ideología JELtzale. Pero es cierto, que llegados a un punto, a este en el que ya se supone que estamos en un estado de normalidad después de que quienes nunca debieron hacerlo dejaron de matar, en el que se habla de una nueva época, un nuevo marco socio-político para Euskal Herria, Euskadi no existe dentro del vocabulario zurdo pese a que su santa sanctórum nunca se lo quitó, pues hombre, cansa molesta e indigna. Tanto como para que el señor Urkullu, el sin sangre para muchos, se saliera de la comitiva de agintaris que presidia, junto a alcalde y diputado foral de Bildu, y se dirigiera al señor y cara a cara le pidiese que le repitiera lo que le había dicho. El señor, valiente como los del pasamontañas, se dio la vuelta y le dijo que le dejara, una compañera, haciendo alarde de su camarería batasuni, le contestó “ba…herria ez dagoela salgai”, vamos, que el pueblo no está en venta.

Me pregunto yo ahora, ¿Cuál pueblo, el vasco?, ¿O el navarro que se supone que todos somos porque es la cuna del Euskera? Claro, porque ellos nos son castellanos pese a hablar castellano, pero los bizkainos somos navarros por hablar lo que un día se llamó lenguae navarrorun. ¿Lo está la ikurriña que fue tirada al suelo en Iruña, porque unos la expusieron y dejaron que se pisara?,¿Lo están los símbolos que representan lo que fuimos y que algunos pretenden negarnos, como la existencia del señorío y su árbol santo?, ¿Lo está la ciudadanía a la que se la ha privado de derecho con la simple excusa de que unos mataban por ella?, o ¿Lo está el pueblo que se entera por un medio británico del fin de la lucha armada?. No, ya se quien lo está, está vendido el pueblo que tuvo que aguantar un gobierno de coalición anti vasco, que llego a nombrar a Juaristi director de Euskera después de arrasar con los símbolos oficiales de Euskadi y manchar un acto simbólico como la jura de Gernika, y todo porque algunos fueron incapaces de pedir perdón, decir ya vasta, decir ya está, fin, como han hecho después bajándose bien los pantalones ante Madrid. Ese es el país vendido, y esos son sus vendedores.

Vendedores y vendidos, al mejor postor. Porque nos han tachado de inmovilistas y de autonomistas cuando a ellos les llega el clímax cuando oyen hablar de federalismo. Pero al final, como siempre prevalece la verdad. En el 36 nos mantuvimos fieles a pueblo vasco y al orden democrático, luchamos contra los nacionales, contra los rebeldes, los fascistas, el partido con más batallones de gudaris, de los de verdad. Seguimos luchando por Euskadi desde la clandestinidad, Agirre se jugó la vida intentando conseguir ayuda aliada, pero siguió en Nueva York, y luego otra vez en Paris, y después Leizaola. Después, llego la transición, y después la democracia. Han pasado 33 años desde que conseguimos el estatuto, la devolución de los conciertos, la alternativa a la industria pesada, la apuesta por el I+D+i cuando todos estaban en contra, la lucha por sacar a Bilbao del pozo y convertirla en la metrópoli cosmopolita que es hoy, la mantención de las ikastolas fuera de la CAV, EITB, el Plan Ibarretxe…Otros en esos treinta años solo nos han dejado casi mil muertos y una sociedad fragmentada y cansada. Quizá deberíamos replantearnos quienes son los fascistas y los payasos.

2013/01/04


Terminan otras navidades, que salvo pequeños detalles se parecen mucho a las de años anteriores, los mismos menús tradicionales, los mismos vinos espumosos franceses, los mismos mantecados, mazapanes y turrones españoles, los mismos chocolates de Elgorriaga y dulces de Zuricalday. Amama preparó el mismo cordero de todos los años comprado en el mercado de Santo Tommás, igual que lo hicieran su madre y su abuela anteriormente, lehengusiñe trajo el mismo caviar rojo de todos los años e intento innovar con un queso diferente al igual que el año anterior.
Tampoco varío la decoración, la misma vajilla inglesa de blanca porcelana, la misma cubertería de plata, las mismas bandejas doradas, las mismas copas de Svres que reflejaban las luces de la chandeleir del comedor. El mismo mantel que delicadamente bordaron las clarisas franciscanas de Gernika hace ya más de cien años. El mismo abeto de navidad, con sus luces y bolas de coloridos cristales, sus brillantes guirnaldas y sus bellas bolas de nieve.
Y sentado a la mesa, en tan tradicionales fiestas, celebradas como siempre, como si fueran costumbres inmutables, vinieron a mi memoria las duras imágenes de desahucios de este último año. Todas esas personas, desprovistas de hogar y de ingresos, todos esas personas a las que un gobierno cruel pretende dejar sin Sanidad ni ayudas sociales, todas esas personas a las que les ha robado la dignidad des proviniéndolas de categoría humana, pues han sido vulnerados sus más sagrados derechos, como lo eran los mineros de la margen izquierda en los años de la proveniente industrialización vizcaína.
Las diferencias sociales se vuelven hacer tan visibles como entonces, los pueblos de la margen izquierda vuelven a acumular los mayores porcentajes de paro, los estudios universitarios vuelven a ser para los acomodados, los ingresos en el hospital vuelven a ser lujo de los pocos que pueden hacer frente a la factura de la cama.
Pero hay una leve diferencia con aquella época si me lo permiten, pues aquellos mineros no conocían vidas mejores, menos duras e injustas, cómo si las conocen quienes van despoblando los barrios nuevos de la margen derecha, aquellos para quienes las crisis ha sido una “cura de humildad” que le ha devuelto a sus orígenes, esa clase media que para algunos nunca debió existir.
¿Debemos pues volver a esa época? A aquella época en la que se organizaban barracas y ferias, en las que se montaban puestos de vinos y licores cuyos beneficios pararían en el Santo Hospital Civil de Basurto o en la Santa Casa de la Misericordia como ocurría con las corridas de vista alegre, y todo ello para asegurar la asistencia médica y la educación de los más favorecidos en un estado que solo era paternalistas con las empras y sus oligárquicos dueños. ¿Deberán las jóvenes promesas esperar la ayuda de un rico mecenas o filántropo para poder formarse? Ya ni siquiera las cajas de ahorro ni el Montepío de la mujer ayudarán a las madres que no pueden sacar adelante a sus hijos, pues una Europa irreconocible las presiona a desaparecer.
Y pese a todo eso, hay quienes nos mantenemos inmutables en el tiempo, a veces más arriba, otras veces más abajo, pero siempre allí, brindando con champaña francés mientras otros no tienen ni siquiera casa para festejar.